La libertad de expresión y otras canciones de cuna.

Entrevista con Ricardo Rocha ( Periodista Comprometido )

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Nota

Esta entrevista
salio en la revista selecciones, hace aproximadamente 3 años mas o menos, no
tengo el dato exacto, pero lo buscare.

Por:

Cuando entra uno en el estudio donde
Ricardo Rocha graba los programas para su agencia,


Detrás de la noticia, llama la
atención una foto con la siguiente leyenda: "Estudio Emilio Azcárraga
Milmo". Son evidentes el cariño y el respecto que siente Rocha por el
famoso y controvertido "Tigre". Gracias a la oportunidad que le dio,
Rochase convirtió en los años 80 en el "chico dorado" de Televisa.



Con programas como Para gente grande
y En vivo, demostró que la televisión puede ser al mismo tiempo entretenida y
estimulante. Para entonces ya había dejado huella de su vocación periodística
como reportero durante la Revolución Sandinista en Nicaragua y conductor de la
serie Nuestras realidades, uno de los primeros programas que abrió la televisión
al debate entre partidos.


Los reportajes que Rocha realizó
sobre las matanzas de Aguas Blancas y Acteal fueron un hito dentro del
periodismo mexicano, y probablemente le costaron su permanencia en Televisa. En
esta entrevista exclusiva con Selecciones, habla por primera vez de su salida de
Televisa y del oficio del periodista.



SRD:
Háblanos de tus antecedentes.

Rocha: Me tocó nacer en Tepito. Y
digo me tocó porque la historia de mi familia es así como de telenovela. Mis
padres fueron muy ricos en Guadalajara, pero una tragedia familiar los dejó prácticamente
en la miseria. Mi padre se vino a vivir a México, y mi madre, después de ser
una gran ama de casa, trabajó de costurera. Le hacía capas a El Santo y
vestidos a Avelina y a María Luisa Landín.



SRD: ¡No
me digas! Y, ¿conociste a El Santo?

Rocha: Una vez fuimos mi papá y yo
por mi mamá, que salía tarde ese día. En los pasillos, de entre las sombras,
surgió El Santo. Me quedé con la boca abierta. Después, mi mamá me enseñó
una capa plateada, con el cuello de terciopelo rojo, que era para él.



SRD:
¿Cómo te marcó haber pasado tu infancia en Tepito? ¿Aprendiste alguna
lección importante?

Rocha: Sí, la capacidad de
sobrevivir, de eludir el alcoholismo y la drogadicción. Por otra parte, era un
barrio con lecciones de solidaridad formidables: cuando se moría un vecino,
todos cooperaban.



SRD:
Tuviste una relación de gran amistad y afecto con Emilio Azcárraga Milmo.
¿Cómo fue él?

Rocha: Era un hombre de extraordinaria
sensibilidad. Lo vi sostener diálogos brutales con la gente del poder y mostrar
el gesto más tierno para acudir a la fiesta de 15 años de la hija de un camarógrafo,
cuyo rostro estaba deformado desde bebé, porque le había caído agua
hirviendo. Cada año, Emilio iba a su cumpleaños. Incluso dejaba una fiesta en
Nueva York para estar con la niña unas horas, y luego regresaba en su avión.



SRD: ¿Cómo
interpretas esa afirmación suya de que hacía televisión para
"jodidos"?

Rocha: Creo que fue un desliz, del
cual se arrepintió. A un hombre no lo puedes juzgar por una frase
desafortunada. Hay que juzgar mucho más por los hechos. Emilio fue un hombre
muy visionario. Por ejemplo, durante cuatro o cinco años Televisa fue una de
las pocas televisoras comerciales del mundo que tenía un canal cultural, el
entonces Canal 8. Era un gasto gigantesco porque no había patrocinadores para
programas de cultura.


SRD:
Tu programa Para gente grande fue un verdadero remanso de inteligencia, de
buen gusto, en la televisión abierta. ¿Era un programa cultural o de
entretenimiento?

Rocha: Las dos cosas. Era un programa
de cultura que pretendíamos hacer entretenido, y era un programa entretenido
con el cual aportábamos cultura a la gente.



SRD:
Uno de los elementos del programa era la entrevista. ¿A cuántas
celebridades o personajes entrevistaste en los años que duró?

Rocha: Una vez mis compañeros y yo
calculamos que hicimos alrededor de 800 entrevistas. Yo las llamaba
conversaciones, más que entrevistas. Trataba de indagar en el alma del otro, y
de pronto teníamos sorpresas muy grandes. Entrevistábamos a un actor cómico y
terminábamos llorando por sus tragedias personales, o entrevistábamos a un
campeón olímpico y nos platicaba de la etapa más negra de su vida y su adicción
a las drogas.



SRD:
¿Por qué nos fascinan tanto las celebridades?

Rocha: Porque nos hacen ser menos
comunes. Siempre quieres ser el que está en el ring, el que besa a la muchacha
de la película, el que tiene la oportunidad de entrevistar a alguien con quien
has querido platicar toda tu vida.



SRD: ¿Quién
te ha impresionado más de las celebridades que has entrevistado?

Rocha: En el ámbito artístico, Jane
Fonda, y en el político, Omar Torrijos.


La primera vez que entrevisté a
Jane Fonda estaba nerviosísimo. Ella empezaba a ser una mujer madura, pero seguía
siendo guapísima. Yo estaba entre el orgasmo y el asombro, muy impactado por
ella. Lo primero que le dije fue: "Miss Fonda, I want you..." (Señorita
Fonda, la deseo...), y me quedé trabado. Ella me contestó: "Oh, really? Right
now? All right".
(Oh, ¿de veras? ¿En este momento? Está bien.) Y
dije: "Sorry. I want to
tell you for my generation you are a great actress".
(Lo siento.
Quiero decirle que para mi generación, usted es una gran actriz.) Ella se moría
de la risa.



SRD: ¿Qué
te llamó más la atención de ella?

Rocha: Su compromiso social, su
congruencia. La entrevisté cuando protestaba contra la guerra de Vietnam y
peleaba por los derechos de las mujeres, y veintitantos años después sigue en
lo mismo, marchando por las muertas de Juárez, exigiendo justicia.



SRD:
Mencionaste también a Omar Torrijos... Rocha:
Lo entrevisté cuando estábamos cubriendo la negociación de los acuerdos
Torrijos-Carter en Panamá. Había 700 periodistas, y todos querían una
entrevista con Torrijos, porque era el personaje, el dictador que había logrado
la devolución del canal.



SRD:
¿Y cómo la lograste tú?

Rocha: La mañana en que se marchó
Carter, mi camarógrafo y yo fuimos muy temprano al aeropuerto. Había un cerco
impresionante de soldados, y entonces les dije: "Vengo de México a hacerle
una entrevista al general". Así me dejaron pasar. Cuando estábamos como a
30 metros de él, empiezo a gritarle: "¡General, general! Una entrevista.
México. Entrevista". él estaba exultante, estaba feliz. Entonces se volteó
y me dijo: "No, yo ya di entrevistas". Yo insistí: "No, usted
dio una conferencia de prensa, pero yo quiero una entrevista". Entonces él
dijo: "¡Ah, miren, el niño corrigiéndome!" Y se rieron mucho. Luego
dijo: "Está bien, está bien". Hizo un ademán con la mano, se abrió
el mar de soldados y pasamos.



SRD:
¿Qué le preguntaste?

Rocha: Estar allí frente a él fue
muy impactante, porque nunca pensamos que íbamos a tener esa oportunidad. Pensé:
Dios mío, y ¿qué le pregunto ahora? Pero yo soy de iluminaciones, y quizá
Dios se apiadó de mí. "General", le pregunté, "¿cuándo fue
la primera vez que se dio cuenta de que el Canal de Panamá no era de Panamá?"
él contestó: "¿Cómo? ¿De qué tú estás hablando? ¿Qué clase de
pregunta es ésa?" "Sí", le dije, "supongo que un día, por
ejemplo, su papá lo tomó de la mano, lo llevó a la orilla del Canal y le
dijo: 'Mira, esto es Panamá, pero esto que estás viendo aquí en medio, no es
Panamá. Es de otro país. Y luego allá sigue otra vez Panamá, del otro
lado'". Entonces se le arrasaron los ojos y viendo alrededor dijo:
"Miren, el niño quiere hacer una entrevista de a de veras, ¿eh?" Y
me dijo: "Vente". Fuimos a su privado en el aeropuerto, y nos
encerramos solos hora y media. Hablamos de muchas cosas, de su amistad con
Cantinflas, de sus amores, de sus mujeres.



SRD: ¿Cómo saliste de Televisa?

Rocha: Varios acontecimientos fueron
complicando mi estancia en la empresa. En junio de 1995 se dio la matanza de
campesinos en Aguas Blancas, en Guerrero. Como no creímos la versión oficial,
investigamos el caso durante varios meses, hasta que un día me llegó anónimamente
un video. Era el video de la matanza de los campesinos, la pieza del
rompecabezas que faltaba para explicarnos todo lo raro que habían sido las
versiones, porque probaba no solamente que el gobierno los había matado, sino
que además había engañado a la opinión pública, poniéndoles pistolas a los
muertos.


Le pedí a Emilio Azcárraga que lo
viéramos nada más él y yo. Me dijo que era una patada en el estómago, que si
la pregunta era que si pasaba al aire o no, la respuesta era sí. Y pasó al
aire. El gobierno me acusó de provocar
desestabilización, pero vino todo un proceso judicial, y renunció el
gobernador [Figueroa], el compadre del presidente.


Al poco tiempo murió Emilio Azcárraga,
y empecé a tener señales de que algo estaba deteriorándose. Me pasaban la décima
parte de los spots promocionales que pasaban de otros programas similares. Tenía
yo un programa sábados y domingos, y me quitaron el sábado. Luego, en
diciembre de 1997, fui a Chiapas a hacer un reportaje en la zona de Acteal.
Presentamos imágenes sobrecogedoras de la terrible miseria y la persecución de
que eran objeto los indígenas. Cuando les pregunté por qué habían ido hasta
allí, dijeron: "Que quieren matarnos. Priístas, los priístas".


Otra vez me acusaron de
desestabilizar al país, de haber hecho todo un montaje. La gente pidió que se
repitiera el reportaje, y yo les pedí en Televisa que lo hiciéramos. Me
pidieron que me fuera del país porque el gobierno estaba muy enojado conmigo
,
que habían pedido mi cabeza, y que ellos querían negociar. Por lo pronto me
dijeron que me olvidara de que se repitiera el reportaje.


Entonces, mi esposa, Marianela, y yo
nos fuimos a Nueva York. Me acuerdo de que estando en el Hotel Plaza, 15 días
después del reportaje que presentamos, me llegó un fax de mis compañeros que
me desgarró el alma. Me decían que lo que nos
habían dicho los indígenas se había hecho realidad y que habían matado a 45
personas: niñas, niños, mujeres embarazadas, de una manera espantosa,
terrible.



SRD:
¿Qué hiciste entonces?

Rocha: Fue la primera vez que renuncié
a Televisa. Sentía que si hubiéramos presionado más a las autoridades con la
repetición del reportaje, probablemente habríamos protegido a los indígenas. Estaba yo
muy trastornado
. Me pidieron que me quedara, que no era conveniente
para nadie que me fuera.


Sin embargo, con el paso del tiempo
noté que se perdía la confianza entre los nuevos directivos de noticias y yo.
En junio de 1998 me hicieron una auditoría en Radiópolis, la división de
radio de Televisa. No encontraron nada irregular, pero fue otra señal.


En ésas estábamos cuando, por ahí
de febrero o marzo de 1999, se me ocurrió hacer el reportaje "Aguas
Blancas: segunda parte",
que era el seguimiento del caso dos años
después. Para entonces, a los culpables los estaban liberando. Los pocos
culpables que quedaban vivían en un bungalow en la prisión de Acapulco. Podían
salir todas las noches, o les llevaban prostitutas y tríos y mariachis para que
la pasaran bien. Los abogados de las viudas estaban en prisión, acusados de
portación de armas. Logré que los sobrevivientes
de la matanza fueran conmigo a Aguas Blancas para hacer una reconstrucción de
los hechos, para que me relataran cómo se hicieron pasar por muertos para que
no les dieran el tiro de gracia.


Estaba listo el reportaje para pasar
al aire, y 10 minutos antes de las 11:00 de la noche me avisó mi productor que
llegó alguien autorizado al máster del Canal 2 y sacó el reportaje. Ese
día no hubo programa. Fueron semanas terribles porque yo les pedía que me
dieran razones periodísticas para que no saliera el reportaje.

Sentía que mi situación estaba ya muy deteriorada con la empresa, y le dije a
Emilio [Azcárraga Jean]: "Si ya no estás a gusto
conmigo, si por alguna razón la nueva visión corporativa no concuerda con la mía,
prefiero irme en buen plan".
Se convenció de que era lo mejor. Me
dio una liquidación justa, y con ese dinero puse esta otra empresa.



SRD:
Me surgen varias preguntas al escuchar todo esto que me cuentas. El gobierno
te acusaba de tener nexos con la izquierda...

Rocha: ¿Será?



SRD:
Esto me parece curioso, porque también es cierto que en la época de Emilio
Azcárraga Milmo había mutuo apoyo entre Televisa y los gobiernos priístas, al
grado de que dijo: "Nosotros somos soldados del presidente". ¿Qué
nos puedes decir al respecto?

Rocha: Creo que asumir que éramos el
reflejo de lo que el presidente en turno establecía como verdad absoluta para
el país resultaba cómodo para muchos colegas. Como no se puede decir nada,
pues no intentemos decir nada. Nos la pasamos muy bien, salimos en la tele y
ganamos muchísimo dinero.


Yo siempre tuve un gran apoyo de Emilio
Azcárraga Milmo para intentar --no sé si lo logré-- hacer una televisión
inteligente.
Si ser de izquierda implica abrir la televisión a
gente que nunca había ido a Televisa, como Carlos Monsiváis o Carlos Fuentes,
ambos críticos tremendos no sólo de Televisa, sino de la televisión en
general; o procurar que en las elecciones de 1988 Cuauhtémoc Cárdenas tuviera
un espacio, y también Manuel Clouthier, que era de derecha; o abrir la televisión
a grupos irreverentes o que hacían una crítica social fuerte, como fueron en
su momento la Maldita Vecindad, Café Tacuba o Maná... Bueno,
si todo eso es ser de izquierda, pues sí soy de izquierda. Soy un hombre que
cree en la libertad del pensamiento.



SRD:
¿Por qué le tenemos miedo a las diferencias?

Rocha: Para mí, ser diferente es
fascinante. Tengo amigos con los que me paso unas tardes deliciosas precisamente
porque no piensan como yo, porque me sacuden la neurona, porque
me sacuden las tripas con sus pensamientos, con su forma de ver la vida. Soy un
enamorado de la inteligencia
. Otra cosa es que alguien piense que una
entrevista esté tontamente hecha, o que se me fueron las preguntas más
importantes, o que un reportaje está mal informado, y que me digan las razones.
Como gente pública estamos expuestos a la crítica, pero si va con ese sentido
de descalificar o de afirmar que parte de mi carrera periodística obedece a una
intención o compromiso ideológico, eso es absolutamente falso.



SRD:
Hay un cierto mito de que el periodismo y los periodistas tenemos que ser
objetivos. ¿Tú estás de acuerdo?

Rocha: No, yo
no soy objetivo, primero porque no soy objeto. Soy sujeto. Soy subjetivo por
naturaleza.
Espero no parecer contradictorio, pero creo que allí también
hay una diferencia importante. Soy un hombre de convicciones. Toda mi vida he
procurado hacer lo que llamo un periodismo de abajo, donde no sólo es
importante entrevistar al presidente, a los secretarios de Estado.
Nos interesa saber qué piensan los pobres, darles voz a los sin
voz. En ese sentido, sí hay un compromiso de estar con quienes son víctimas de
injusticias. ésa es una forma de hacer periodismo.



SRD: Creo
que eso está dentro de la mejor tradición del periodismo, que el periodismo
existe justamente, entre otras cosas, para evitar los abusos, vengan de donde
vengan.


Rocha: Bueno, parte de la naturaleza
del periodismo es ser de algún modo un contrapoder del poder. No somos oficinas
de relaciones públicas de los gobiernos. No estamos para ensalzar al gobierno, sino
para criticarlo desde el punto de vista de los ciudadanos
, con la
obligación de estar más informados que el ciudadano medio para poder preguntar
e investigar, lo cual también hemos olvidado mucho: el periodismo de
investigación, que nosotros tratamos de fomentar cada semana en el programa que
hacemos para TV Azteca, Reporte 13. Tratar de indagar un poquito, y no estar
nada más en el periodismo de declaraciones.



SRD: ¿Qué
papel deben desempeñar los medios? ¿Qué responsabilidad tienen ante la
sociedad?

Rocha: Los medios tenemos la obligación
de ser eso: un medio, de estar entre la sociedad, a la cual representamos, y el
poder político, que primero es temporal, es interesado, es partidista, y con
mucha frecuencia también tramposo, oportunista.
Obedece a sus
propios intereses o de los grupos que lo apoyan. Por eso cada vez hay un mayor
desprestigio de políticos en todo el mundo.



SRD: ¿Únicamente
ocurre ante el poder político, o también ante el poder económico?

Rocha: Hay ahora una mezcla, y me
preocupa también el narcopoder que está en México. Hay una mezcla muy
peligrosa en todo esto. Decía Carlos Hank González: "Un político pobre
es un pobre político". A ese grado de cinismo hemos llegado.


O sea, es normal en este país que
todos los políticos sean ricos. Yo me pregunto por qué. ¿Por
qué es normal que un ex gobernador, sin haber hecho nada, 20 años después de
haber dejado el cargo siga viviendo como pachá? ¿Cuánto robó para que siga
viviendo como marqués? ¿Por qué es normal en este país? Creo que los
periodistas estamos para eso, para molestar, para indagar, para denunciar los
abusos de esa clase economicopolítica en el poder. Y estamos para representar a
la gente frente a esos abusos del poder.



SRD: ¿Quién
es el periodista al que más admiras?

Rocha: Julio Scherer García.



SRD: ¿Por
qué?

Rocha:
Porque es un hombre que dio una batalla formidable contra el poder desde la
dirección de Excélsior, y que perdió una batalla muy importante, pero ganó
su guerra. Julio Scherer tuvo que salir por todas las perversiones que inventó
el gobierno de Echeverría, ligado con el que se quedó de director, que no vale
la pena ni nombrar. A mí me impresionó mucho una fotografía de él caminando
en la acera de Reforma, triste pero no abatido, y con una gran dignidad. Le habían
quitado el periódico, pero tuvo la entereza, el valor, para fundar una revista
con los medios apenas indispensables, y volver a hacer un periodismo combativo,
muy digno,
desde la revista Proceso.



SRD:
Háblanos de tu presente y tu futuro profesionales. En este momento tus
energías están concentradas en tu agencia de noticias.

Rocha: Sí, somos 73 profesionales de
la información que trabajamos aquí, más algunos externos. Hemos tenido cinco
años muy intensos desde que creé la agencia. No ha sido fácil. Después de
golpes muy fuertes y algunos aciertos, tenemos una alianza con un grupo de radio
muy sólido. Me llevo bien con los apellidos Azcárraga, con Rogerio Azcárraga
y con Jaime Azcárraga, de Radio Fórmula. Producimos en nuestra agencia dos
programas de 5:30 a las 9:00 de la mañana, el primero, en AM y FM, y de 6:00 a
8:00 de la noche, también en AM y FM, para Radio Fórmula. Producimos otros
programas para ellos, para otras estaciones. Estamos haciendo un programa, una
vez a la semana, de periodismo de investigación para TV Azteca que se llama
Reporte 13, que va para tres años, muy consolidado ya. Y existe, todavía como
proyecto, un programa que se llama Animal nocturno, que intentaría retomar
algunos elementos de Para gente grande y En vivo. Me atrae mucho porque
sería muy divertido. Creo que estoy en un buen momento de intentar hacer algo
un poco más relajado que las noticias todos los días.

http://www.selecciones.com.mx/content/21713/

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